martes, 1 de febrero de 2011

Psicologìa para todos.

En una de èsas tardes de reflexiòn, que todos en algùn momento de nuestras vidas  solemos tener, me encontraba reflexionando (valga la rebuznancia), acerca de como han cambiado las cosas en los ùltimos años; en aquellos años de mi temprana juventud -uuuuhhhh!!-, la disciplina se aplicaba sin miedo, es decir, nuestros padres sabìan cuando se hacìan necesarios una buenos azotes (dìgase nalgadas, manazos, ètc.), incluso nuestros maestros -benditos sean-, tenìan la anuencia para aplicar a su vez, el correctivo que ellos creìan era el adecuado de acuerdo a la falta cometida. êso de la atenciòn mèdica psicològica, de plano ni siqwuiera existìa, es màs, en tanto mas se le castigara alos escuincles, màs de provecho se harìan ya cuando hombres; bueno, al menos èsa era la consigna que se transmitìa como credo de generaciòn en generaciòn, a nadie escandalizaba que la mamà le propinara unas buenas nalgadas al vàstago berrinchudo, ò que le torciera el cuerito con un muy socorrido pellisco, aùn si lo hacìa a media calle, ante la presencia incluso, de algùn despistado gendarme, que sonreìa complacido ante la demostraciòn de autoridad materna que, despuès de todo en un futuro le ahorrarìa trabajos.
     Aaahh!!! què tiempos aquellos señor Don Simòn -como deicen los antiguos-, ahoy, las cosas son definitivamente de un modo que, la mera verdad, dà miedo, sì, miedo de contener èsos desplantes callejeros de nuestros hijos, y, es que, hasta parece que escojen el momento màs inoportuno para hacernos ver que ahora los amos son ellos; quien va negar que cuando uno de nuestros chamucos se tira a media calle peatonal, en pleno centro de la ciudad, de plano no le dan ganas de propinarle unas profesionales y muy pedagògicas palmadas en el trasero, vulgo, nalgadas; lo mira uno como se retuerce, dàdose gusto en el pataleo y agitando las manos cual si estuvièse en medio del fuego eterno... y que me dices de los gritos, no, de plano es algo que, cuando lo ves, pero no te està pasando a tì, piensas: "Yo que èse canijo, ya le hubiera dado unos buenos a èse cabròn chamaco".... Sì còmo no!, no lo niegues, a tì tambièn se te frunce el pantalòn, y es que, cmo lo dije lineas arriba, las cosas ya no son como antes...
     Hoy, si tu hijo dà "problemas" en la escuela, el profesor ya no se mete en broncas, sencillamente ya no lo recibe hasta que èste reciba "terapia", dizque por el "sìndrome de atenciòn dispersa", ay no mams!, que si el papà o la mamà se ateven a tocar a sus chiquillos, no falta el acomedido vecino que inmediatamente lo reporta al DIF, que por que hay violencia intrafamiliar, y asì las cosas por el estilo. Yo no digo ni apoyo que los papàs estèn con los chavillos a jodazo y jodazo, no, pero como dijo Juàrez, la justa medianìa señores, ni màs, ni menos; cuando en mi niñez me "portaba mal", de inmediato mi padre, ò mi madre me metìan al redil, no me escapè de que en algunas ocaciones me aplicaran castigos corporales -nalgadas, manazos, coscorrones, jalòn de orejas, ètc.-,pero afortunadamente, la mayor parte de las veces, me hacìan ver la inconveniencia de mi conducta, y me castigaban negàndome algo que me gustaba hacer, es decir, negociaban con mis privilegios, los cuales perdìa si cometìa alguna guarrez.
     Bueno, estos dìas contamos con la PSICOLOGÌA, negocio de unos, consuelo de otros, y pretexto de muchos otros, pero al fin, otra manera de justificar el comportamiento inadecuado; yo no estoy en contra de los Psicològos, pero, ¿Dònde estàn los maestros compromentidos con su labor?, èstos no se detenìan para disciplinar a ls revoltosos del salòn, ¿Dònde quedaron los papàs ejemplares?, quizà èsto ùltimo es lo que està mermando la nociòn de respeto... y es que despuès de todo, LOS HIJOS NO APRENDEN CON LECCIONES, APRENDEN CON EJEMPLOS. Hasta la vista!.

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